Las redes sociales pueden ser un arma de doble filo para niños y adolescentes. Si bien ofrece conexión y creatividad, también los expone al ciberacoso, a estándares corporales poco realistas y a riesgos para la salud mental.
En este podcast, la pediatra Mandy Jackson, MD, provee información crucial sobre como los padres pueden afrontar estos desafíos y brinda consejos prácticos para proteger la salud mental y emocional de los niños en línea.
Selected Podcast
Cómo las Redes Sociales Afectan la Salud Mental de los Niños

Mandy Jackson, MD
Amanda Jackson, MD, is an experienced bilingual pediatrician who values working as a team with parents/caregivers, pediatric sub-specialists, medical assistants and office staff to maximize patient outcomes. She is an expert in caring for children of all ages from newborn stage through their early 20s.
Cómo las Redes Sociales Afectan la Salud Mental de los Niños
Virginia Garcia Ovejero Pivik: Las redes sociales tradicionales como Facebook e Instagram, o las basadas en vídeos como Youtube y Tiktok pueden ofrecer ventajas si se utilizan de manera adecuada y con restricciones saludables, especialmente entre los más jóvenes de la casa. Pero también pueden contribuir a un desbalance a nivel de salud mental y emocional.
Existen múltiples maneras en las que las redes sociales pueden contribuir de manera positiva o negativa en las relaciones y la identidad de los niños. Hoy me acompaña la doctora Mandy Jackson, quien es pediatra bilingüe en Salinas Valley Health Taylor Farms Family Health and Wellness Center en González.
Ella es una experta en el cuidado de niños de todas las edades desde recién nacidos hasta los 20 años. Y junto a ella, vamos a abordar el tema de salud mental, las redes y los niños. Esto es Ask the Experts, el podcast de Salinas Valley Health soy Virginia García. Doctora Jackson es un placer tenerla conmigo hoy aquí. Vamos a hablar del impacto de las redes en la salud mental de los más chicos.
Dr. Mandy Jackson: Gracias, Virginia por invitarme.
Virginia Garcia Ovejero Pivik: Es siempre un placer. ¿Vamos a comenzar con cómo afectan las redes sociales la salud mental de los niños, doctora?
Dr. Mandy Jackson: Es una buena pregunta, Virginia. Tenemos varios estudios. Algunos dicen que las redes sociales pueden provocar síntomas de depresión o que los niños con depresión sienten más atracción por ellas. Los estudios no establecen una relación de causa y efecto directa, pero sospechamos que la participación en las redes sociales afecta la salud mental.
Especialmente, esto depende del tipo de uso de la pantalla. Sabemos que estamos constantemente frente a una pantalla. No sé si usted tiene hijos, pero creo que muchas personas que nos escuchan sí los tienen. Debemos preguntarnos: ¿cuándo fue la última vez que vimos a nuestro hijo frente a una pantalla? Casi todos podemos recordar un momento reciente en el que los vimos usándola. La pregunta es: ¿qué están haciendo en la pantalla?
Existen tipos de redes sociales saludables. Por ejemplo, algunos niños solo quieren comunicarse con sus amigos, platicando de manera sana o manteniendo contacto con primos lejanos. Por ejemplo, mi hija habla con sus primas en México y solo puede verlas en persona una vez al año. Las redes sociales son el medio que usan para mantenerse en contacto de manera saludable.
Otros niños usan TikTok para aprender una nueva habilidad, como cocinar una comida saludable.
Y luego, otros las usan para negocios, como cortar el césped de su vecino. Hay cosas buenas en las redes sociales.
Pero, por otro lado, también hay muchos aspectos oscuros. Existen contenidos de violencia, drogas, sexo precoz y otras cosas que representan riesgos para la salud de los niños.
Virginia García Ovejero Pivik: Es verdad, doctora, tiene toda la razón. Tengo una niña pequeña y la veo jugando Roblox. Con su papá hemos establecido ciertos parámetros o límites en cuanto al tiempo que puede pasar frente a la pantalla, permitiéndole un par de horas al día para usar las redes sociales o divertirse con sus amiguitas en línea.
Me pongo a pensar en cómo la pandemia del COVID impactó a estos niños, especialmente a los más jóvenes. Tuvieron que terminar su jardín de infantes, su kindergarten o su escuela primaria en línea, ¿cierto? Entonces, estos niños se han acostumbrado a esta era digital.
Pero, como bien decía usted, doctora, aunque hay aspectos positivos, también existen aspectos muy negativos. Este mundo oscuro de las redes sociales puede hacer que estos pequeños caigan en un pantano emocional o mental del que sea muy difícil salir sin verse afectados.
Usted mencionaba cómo esto parece un dilema del huevo y la gallina: ¿se deprimen porque están en redes o, debido a que están en redes, se deprimen? Y esto me lleva a preguntarme: ¿será que las redes sociales están causando una crisis de salud mental?
Dr. Mandy Jackson: Virginia, esto es muy importante. Mira, desde la pandemia del COVID, todos los niños estuvieron en casa en lugar de ir a la escuela. En ese periodo vimos un gran aumento en los episodios de depresión y pensamientos suicidas. Muchos niños simplemente dejaron de participar en la escuela y se sumergieron por completo en las redes sociales.
En este punto observamos un alto índice de depresión, especialmente en las niñas. También sabemos que la falta de interacción en persona con sus iguales amigos y amigas afecta su bienestar. Creemos que la interacción cara a cara es mucho más valiosa que la comunicación a través de las redes sociales.
Por otro lado, como usted mencionó, muchos niños que estaban en kindergarten en el 2021 pasaron ese año en casa sin aprender adecuadamente. Luego, cuando ingresaron a primer grado, no conocían ni siquiera el alfabeto.
Y lo más preocupante en términos de salud mental fue el impacto en los niños de Middle school.
Virginia Garcia Ovejero Pivik: Uhmmm en la escuela elemental o en la escuela media.
Dr. Mandy Jackson: Sí, en los grados siete y ocho. Esos son los años en los que los niños aprenden a socializar en persona, y no pudieron hacerlo durante el 2021. Esto provocó mucha depresión porque no pudieron interactuar, participar en deportes, teatro o música de manera presencial, lo que los afectó significativamente.
Ahora, esos niños están en los grados 11 y 12, y muchos aún presentan efectos en su salud mental cuyas raíces se remontan a aquel año en casa, sumergidos únicamente en las redes sociales.
Virginia García Ovejero Pivik: Y es cierto, eh, yo puedo testificar en favor de lo que está diciendo muy personalmente, doctora, porque recuerdo que mi niña, si bien estaba en kinder, le afectó muchísimo no poder ver a sus compañeritos del preescolar. Y si bien la maestra hizo un trabajo maravilloso, con la mejor de sus capacidades a flor de piel, tratando de que los niños aprendiesen, de educarlos, de mandar las actividades interactivas, los papás teníamos que ser parte del currículo de todas las mañanas.
No es lo mismo, no es lo mismo estar en una red, no es lo mismo estar con una persona del otro lado de manera virtual impartiéndote una clase, versus estar en un salón de clases, interactuando, jugando con otros niños, escuchando sus voces, compartiendo actividades. No es lo mismo.
Me pregunto si todo esto influyó en que los niños estén volviéndose adictos a las redes sociales, doctora.
Dr. Mandy Jackson: Una cosa que veo en mi clínica con mis pacientes es la dificultad con la autodisciplina respecto a su tiempo. Hay tantas cosas que los jóvenes y niños tienen que hacer a diario. Tienen que ir a la escuela, hacer tarea, trabajar en proyectos, participar en deportes o música, y algunos incluso tienen empleos. Además, hay citas con familiares.
También esperamos que todos los jóvenes pasen tiempo con sus familias, que se bañen, que coman y, lo más importante, que duerman. Pero la falta de disciplina en el uso de las redes sociales interfiere con muchas de estas actividades. Lo que más noto es que no están durmiendo lo suficiente.
Recomendamos que los jóvenes duerman nueve horas cada noche, pero muchos de mis pacientes están durmiendo solo cinco o seis horas. Como resultado, explotan de coraje por cosas pequeñas, caen en depresión o sufren ansiedad por situaciones escolares, porque no tomaron el tiempo necesario para cumplir con sus proyectos.
Virginia García Ovejero Pivik: Y me imagino que todo esto incluso puede afectar mucho más si ponemos en la ecuación, doctora, a algún chico que sea neurodivergente o que tenga neurocapacidades diversas, y que de repente tampoco esté contemplando todo esto que tiene que ver con la higiene mental. Me gusta llamarlo así en lo que respecta a la salud mental y emocional.
Usted mencionaba hace instantes que las niñas parecen verse más afectadas que los niños. ¿Podría profundizar un poquito en esto? ¿Por qué ocurre esto?
Dr. Mandy Jackson: Afecta tanto a los niños como a las niñas. Sin embargo, creemos que impacta más a las niñas porque en las redes sociales se presentan cuerpos "perfectos", mostrando mujeres y hombres con pesos extremadamente delgados. Es lo que la gente quiere ver en una pantalla: piel perfecta, cuerpos sin imperfecciones.
Pero en la realidad, es completamente normal que los jóvenes tengan fluctuaciones en su peso debido al crecimiento, y que pasen por etapas en las que su cuerpo cambia. Además, la mayoría de los adolescentes sufren de acné.
Es muy difícil para ellos desarrollar una imagen positiva de su cuerpo cuando constantemente ven una versión de "perfección" en las redes, una perfección que es prácticamente inalcanzable.
Y esto afecta cómo se ven a sí mismos. Hasta, Virginia, en mi clínica lo veo todo el tiempo. Jóvenes que vienen a consulta por acné o granos en la cara, y llegan con gorras cubriéndose casi todo el rostro. Van así a la escuela, van así a fiestas de cumpleaños de sus primos, y no quieren mostrar su piel porque creen que debería ser perfecta.
Este impacto en la salud mental afecta directamente su autoestima.
Virginia García Ovejero Pivik: Que, además, es una perfección, como usted muy bien decía, doctora Mandy, una perfección no real. Sabemos que existe el Photoshop, los filtros, el retoque digital en cada una de esas imágenes. Ni siquiera los modelos o las modelos tienen esa perfección inalcanzable que vemos desplegada en las revistas, en las redes y demás. También está el impacto de las cirugías y otros procedimientos que no deberían formar parte de la vida de estos niños y jóvenes, ni siquiera en la de un adulto.
Yo creo que, a lo largo de los años, doctora, hemos aprendido que muchos niños y jóvenes incluso han perdido la vida debido al abuso o al acoso que han sufrido en redes sociales.
Me gustaría hablar un poco sobre cuáles son algunas de esas señales que los padres deberíamos observar para prevenir que nuestros hijos se hagan daño.
Dr. Mandy Jackson: Gracias, Virginia. Esto es muy importante. Muchas veces nos preguntamos qué pudimos haber hecho, qué pasó y por qué, pero hay cosas que no podemos cambiar.
Es muy difícil porque, incluso en niños sin depresión o problemas sociales, muchas veces son callados. Están con los adultos, con sus amigos tal vez no, pero con nosotros, los padres, a veces son muy reservados.
La clave número uno es hablar con nuestros hijos. Es difícil porque, por ejemplo, cuando le pregunto a mi hija: ¿Cómo fue tu día?, simplemente responde Bien, y no me da mucha información. Entonces, tengo que hacer preguntas más específicas, como: ¿Cuál fue la mejor parte de tu día? Y me responde el lonche o el recreo.
Ahí es donde sigo preguntando: ¿Y cuál fue la parte más difícil? A veces dice nada. Entonces, intento algo más detallado: ¿Cómo te fue en la clase de matemáticas? Y ahí me responde: Oh, sí, de verdad necesito ayuda con matemáticas.
Lo importante es saber cómo preguntar. La comunicación con nuestros hijos debe ser específica y diaria. Si no podemos comer con ellos, al menos dedicarles media hora cara a cara para preguntarles sobre su día.
De esta manera, podemos detectar si hay algún problema. Y si hay un problema, actuar rápidamente, conectándolos con consejería escolar o, en mi clínica, referirlos a consejería externa si es necesario. Algunos casos son más graves y requieren tratamiento, lo cual no es malo.
Pero si mantenemos una comunicación constante con nuestros hijos, podemos referirlos a tiempo a consejería o a un médico si lo necesitan.
Virginia García Ovejero Pivik: Hace poco leí sobre una campaña que se llevó a cabo para nuestros hijos aquí en Colorado, donde yo resido. En ella hablaban de decirles a nuestros hijos, además de todas las preguntas maravillosas que usted acaba de compartirnos, doctora, frases como: "Solo quiero que sepas que estoy aquí. Cuando estés listo o lista para hablar, estoy aquí."
A veces, nuestros niños se sienten un poco invadidos y nos dicen: "Mamá, ¿por qué me preguntas tantas cosas?" Sin embargo, cuando simplemente les dejamos saber: "Aquí estoy cuando quieras hablar", les damos el espacio que necesitan. Saber que tienen esa disponibilidad, que estamos presentes, abiertos y receptivos, puede ayudarles mucho.
Usted mencionaba recientemente el papel de las escuelas, y me gustaría hacer hincapié en esto porque creo que es fundamental. Criar a nuestros hijos realmente requiere de toda una comunidad. No es solo el trabajo que hacemos en casa, sino también lo que se refuerza en las actividades extracurriculares y, por supuesto, en la escuela.
Al final del día, los niños pasan gran parte de sus vidas en la escuela. Entonces, ¿qué pueden hacer las escuelas y nosotros, los padres, en conjunto para proteger a los niños en las redes sociales?
Dr. Mandy Jackson: Es un trabajo difícil, Virginia. La pregunta no es si van a pasar tiempo frente a la pantalla, porque lo harán. La verdadera pregunta es: ¿qué están haciendo en la pantalla?
Para los maestros es complicado establecer límites y controles sobre el uso de la pantalla. Los niños saben cómo buscar lo que quieren, y muchas veces es difícil saber exactamente qué contenido están viendo o en qué están involucrados.
Es complicado porque podemos hablar con ellos sobre prevención, darles advertencias como: "No hagas esto", "No hagas aquello". Es como cuando aprenden a conducir: "No uses el teléfono mientras manejas", "No manejes a alta velocidad", "No tomes riesgos innecesarios". Podemos repetirlo una y otra vez, pero al final, cuando el niño está en la escuela o en casa, lo que realmente necesitamos es estar atentos.
No se trata de invadir su privacidad, pero sí de asegurarnos de saber con quién están hablando y qué están viendo.
Virginia García Ovejero Pivik: Correcto, ¿qué están consumiendo, no? ¿Cuál es el contenido que ven en esas redes? Es importante asegurarnos de que no sea algo que les haga daño y del que luego no haya un camino de regreso o de recuperación.
Doctora, ¿hay un tiempo adecuado que los niños pueden pasar en redes? ¿Y qué pasa si exceden ese tiempo ideal?
Dr. Mandy Jackson: Todo este tema es bien complicado, Virginia, porque, desde la ciencia, recomendamos dos horas o menos al día de tiempo de pantalla recreativa. Está bien, pero es difícil de medir.
Por ejemplo, algunos niños hacen su tarea en una pantalla y, luego, sin darnos cuenta, pasan a TikTok o a chatear con un amigo. Es complicado determinar cuánto tiempo se destina a redes sociales y cuánto a actividades productivas, como tareas, proyectos, arte o música.
Usamos las pantallas para muchas cosas que son positivas. Por eso, una recomendación para todas las familias y sé que es difícil porque yo también tengo la mía es crear un plan de medios para toda la familia.
Toda la familia, junta, debe establecer reglas claras porque, seamos sinceros, nosotros, los padres, también pasamos mucho tiempo en la pantalla.
Virginia Garcia Ovejero Pivik: Exacto.
Dr. Mandy Jackson: Somos sus modelos a seguir. Si creamos un plan de medios para toda la familia y todos seguimos las reglas, podemos mejorar la salud de todos.
Por ejemplo, podemos dejar el teléfono a un lado durante la comida para compartir juntos. Podemos visitar a una abuela o una tía y dejar el teléfono guardado, especialmente a la hora de dormir, al hacer la tarea y al conversar en familia.
Si yo le digo a mi hija: "Deja tu teléfono", y ella me mira y ve que yo sigo con el mío, entonces no estoy cumpliendo con el plan que acordamos. Tenemos que dar el ejemplo.
Virginia García Ovejero Pivik: No hay justicia, ¿no? Es decir, "O es para todos o no es para nadie, mamá." Entonces, tú también tienes que dejar tu celular y no usarlo durante este tiempo.
Doctora, entiendo que en el condado de Monterrey, especialmente en el sur, hay una gran comunidad migrante. Eso agrega una capa más de problemáticas a este tema, que ya de por sí es complejo, diverso y profundo.
Para muchas familias, la barrera del idioma es un gran obstáculo, ya que algunos padres solo hablan español o incluso lenguas indígenas o aborígenes como el triqui o el mixteco, entre otras.
¿Qué consejo les daría a esas familias, doctora? Porque, si hablamos de nuestra comunidad hispana, de nuestra comunidad latina, no solo enfrentamos el tema de la salud mental y emocional, sino también los estigmas que aún existen.
Muchas veces se piensa: "Solo los locos van al doctor por estos temas", "Ya se te va a pasar", "Habla con un amigo", "La depresión no existe". Y ahora, además, tenemos una barrera idiomática.
Son muchas barreras, ¿no? Doctora, ¿qué consejos les damos a esas familias?
Dr. Mandy Jackson: Es un tema muy importante, Virginia. Hay muchos padres que hablan español o, por ejemplo, triqui y español. Algunos tienen el lujo, en Estados Unidos, de poder comunicarse en inglés también.
Los padres que no hablan inglés dependen mucho de sus hijos, quienes aprenden inglés en la escuela, para comunicarse en distintos entornos, como en la escuela misma, en citas médicas, en tiendas o en bancos. Pero es fundamental que siempre haya interpretación disponible para ellos en situaciones importantes.
Hay algo que quiero destacar y que deseo que todos comprendan: el desarrollo infantil comienza desde el nacimiento y es especialmente crucial hasta los tres años. Sabemos, por estudios, que el 80% del cerebro se desarrolla antes de los tres años, y mucho de este crecimiento depende del tiempo que los niños pasan en interacción con sus padres en persona.
El contacto visual directo, las expresiones faciales, leerles libros, caminar juntos al parque, jugar con una pelota y, sobre todo, hablar y conversar con ellos, son elementos esenciales.
Sin embargo, otra vez, nosotros, los adultos, somos culpables de pasar demasiado tiempo en la pantalla. Muchos padres, por ejemplo, tienen un bebé de seis meses y están más pendientes de su teléfono que de hablarle o cantarle a su bebé. Y esto impacta directamente en su desarrollo.
Luego, cuando los niños llegan a los tres años, vemos que muchos no han desarrollado el habla a tiempo, lo que dificulta su entrada a kindergarten. Si kindergarten se vuelve difícil para ellos, los siguientes años escolares también lo serán.
Esto tiene un impacto a largo plazo. Los niños que enfrentan dificultades tempranas en la escuela tienen menos probabilidades de obtener un buen trabajo en el futuro, de alcanzar ingresos más altos, o incluso de completar su educación.
Por eso, debemos comprender que no importa qué idioma se hable en casa puede ser español, triqui, mixteco, árabe o cualquier otro. Lo que realmente importa es la estimulación y la interacción cara a cara con nuestros hijos.
Esto es lo que impulsa su desarrollo, les permite aprender a hablar a tiempo, estar listos para kindergarten y, en última instancia, les ayuda a construir un mejor futuro.
Virginia García Ovejero Pivik: Mm-hmm. Me pongo a pensar en las familias europeas, doctora, que desde niños, desde bebés, desde infantes, enseñan a sus hijos a hablar dos, tres o hasta cuatro idiomas.
Entonces, qué belleza lo que usted dice. Ojalá que nuestras familias hispanas, nuestras familias aborígenes, hispanas y latinas, puedan entender que no importa el idioma que hablen con sus hijos, tiene valor, muchísimo valor, y contribuye al desarrollo cerebral.
¿Hay algo más que le gustaría añadir que no hayamos comentado?
Dr. Mandy Jackson: Es un gran privilegio estar invitada a su programa. Y más que todo, quiero decir que los pacientes en Salinas Valley Health son esenciales para la comunidad.
Los padres pueden hacer un gran trabajo con sus hijos, y les agradezco mucho por su esfuerzo y por trabajar en conjunto con todos nosotros.
Virginia García Ovejero Pivik: Doctora, le agradezco enormemente toda la información que nos ha brindado hoy. Estoy segura de que los oyentes también lo van a apreciar muchísimo.
Dr. Mandy Jackson: Gracias, Virginia.
Virginia García Ovejero Pivik: La doctora Amanda Jackson está aceptando pacientes pediátricos en Taylor Farms Family Health & Wellness Center en la ciudad de González.Para programar una cita con ella, por favor llame al (831) 675-3601. Nuevamente, el número es (831) 675-3601. Y para escuchar más de nuestros podcasts, visite salinasvalleyhealth.com/podcast.Si este podcast le resultó útil, asegúrese de compartirlo con un amigo, vecino o familiar. Suscríbase, califique este podcast y consulte nuestra biblioteca de episodios para más información de su interés.Esto es Ask the Experts de Salinas Valley Health.Soy Virginia García, gracias por su sintonía. ¡Hasta la próxima!